L O A D I N G

Me llamo Oswald, llegué a este mundo en el 46, desnudo y con las manos vacías tal y como me marcharé.

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De todo lo sucedido en el intervalo entre el primer acto y el último, poco puedo decir ya que se encuentra en el cajón de los recuerdos, y para llegar a ellos debo abrir las compuertas de la memoria.

No lo haré, no vale la pena, no encontraré lo que dejé sino algo que el tiempo ha transformado, como pasa en la naturaleza, en desechos y detritus. En definitiva, mucha mierda.

Somos lo que hacemos.

Solo te puedo hablar de lo que hago:

Entre el POP ART y el NEOPLASTICISMO

La obra que observas se caracteriza por el uso de diferentes estilos, soportes y materiales; el papel, la tela, la madera, el metacrilato,… y por la pretensión de mantener siempre la búsqueda de la originalidad dentro de mi visión personal.

Me gusta presentarme como creador estético y no como artista, rabieta que se convierte en protesta y en intento de desmarcarme de un mercado demasiado condicionado.

Totalmente rendido y deslumbrado por el color, siempre lo presento en su formato más llamativo, fuerte, vigoroso, vivo y estridente, sin ningún miedo ni vergüenza.

A mis piezas a menudo incorporo letras, pero a diferencia de Braque, las utilizo como un dadaísta, no quiero decir nada; sin embargo, con su colocación, siguiendo líneas rectas, curvas o ligeras ondulaciones, se pueden interpretar de múltiples maneras, incluso llegar a convertirse en onomatopeyas musicales. Esto dependerá de ti, que lo observas.

Suelo definir mi obra como descriptiva, acompañando esta afirmación con la frase «sin significado adicional», en un intento por defender al espectador.

Tienes que saber que el momento en que doy por terminada la obra coincide con la emancipación de la misma, puesto que pasa a ser propiedad absoluta de los ojos que la contemplan.

La catarsis que provoca la obra y las sensaciones que conscientemente experimenta el espectador se convierten en la única finalidad del arte; lejos, muy lejos de la función que se le atribuye de “marca” y de riqueza.
Reivindico la libertad del observador frente a la obra; sobran las explicaciones, e imposiciones efectuadas por el artista. Debe ser el espectador haciendo uso de su libertad quien determine si la obra manifiesta o expresa algo.

En definitiva, te invito a contemplar sin prejuicios.

Por mi parte, en la realización, intento superar el PARA QUÉ, escogiendo y disfrutando del CÓMO, para encontrar o llegar al QUÉ.

Intento esquivar la mediocridad, me acerco a la provocación, y te interpelo con la clara intención de no dejarte indiferente …Te guste o no.
Y no digo nada. La única voz, la tuya.